Cualquier persona que haya ido en su juventud al Cervantino, crea saber mucho sobre la vida y que además sea algo snob te dirá: «El cervantino ya no es lo que era antes». Lo cual resulta bastante desalentador para los jóvenes que ni siquiera saben lo que es el Cervantino ahora. Y la verdad es que hay algo de razón en el comentario.
El Festival Internacional Cervantino es uno de los festivales culturales más importantes de México y Latinoamérica. Se celebra anualmente en la mágica y misteriosa ciudad de Guanajuato. Inició como teatro callejero y, dado su aumento e importancia, el gobierno del estado decidió colaborar.
Podemos decir que el Cervantino se divide en dos festivales: primero, el festival oficial, que consta de representaciones en foros y teatros por los que hay pagar un boleto, y, segundo, el festival callejero, que no aparece del todo en el programa oficial y obviamente es gratis. Estos dos festivales representan algo así como «el arte para ricos (adultos) y el arte para pobres (estudiantes)», diferencias (políticas, sociales, elitistas y pachecas) que han provocado los altibajos en la calidad y seguridad del Festival Cervantino a través de los años.
Una vez aclarado esto podemos ir a los que nos truje: ¿cómo era el Cervantino antes?
En la época más desorganizada del Cervantino podemos decir que era algo así como… Sodoma y Gomorra. Los comerciantes vendían alcohol en las calles, la edad legal para tomar y fumar no existía, había poca seguridad, el callejón del beso se transformaba en el callejón del sexo, la gente podía dormir y acampar en los jardines, los eventos callejeros –principalmente representaciones musicales– duraban toda la noche, y qué decir de los eventos principales: tener en el 2001 a Enrique Bunbury gratis es algo difícil de superar. Cabe mencionar que la gente prefería las presentaciones musicales a la danza y el teatro. Aunque suena bastante divertido, lo cierto es que tanto la ciudad como el festival sufrieron un gran desprestigio de inseguridad, innumerables faltas a la moral y ríos de vómito –vómito «cultural», pero vómito a fin de cuentas. En resumen, una pesadilla para los habitantes de la ciudad.
Como era de esperarse, el gobierno intervino. Tratando de rescatar el sentido cultural del evento y la calidad de vida de los guanajuatenses, se prohibió la venta y el consumo de alcohol en las calles, se prohibió acampar en los jardines, aumentó la seguridad, los eventos callejeros se restringieron a ciertas horas y se abrió la puerta a invitados extranjeros; aumentó la propuesta artística, disminuyó «el relajo» y aún se sigue trabajando para que el Cervantino deje de ser una cantina gigante.
Es cierto, el Cervantino ha cambiado, pero se ha renovado, y cualquiera que sea la razón que te jale hacia el festival –juerga o cultura– sólo abre tus sentidos, contágiate del ambiente, respeta, conoce, déjate llevar y que todo te sorprenda, pues en Guanajuato, durante el Cervantino, todo es diferente.
Del miércoles 12 al domingo 30 de octubre.
Guanajuato, Guanajuato.
Invitados de honor: Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia y Nayarit.
www.festivalcervantino.gob.mx
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