Todos tenemos nuestro guilty pleasure, ese gusto culposo que nos relaja y averguenza al mismo tiempo. El mío es ver programas basura como The Jersey Shore. Para los que no sepan de qué les estoy hablando (que lo dudo, ¿quién no ha oído hablar de Snooki?), el show relata las aventuras de ocho jóvenes italo-americanos del área noreste de los Estados Unidos, mejor conocidos como guidos o, en el caso de las mujeres, guidettes.
En cuanto a moda se refiere, los guidos y guidettes tienen un estilo bastante peculiar, tan peculiar que el mismo Versace debe estarse revolcando en su tumba de pensar lo que algunos de sus congéneres califican como buen gusto. La indumentaria característica incluye cadenas y anillos de oro (entre más bling bling, mejor), playeras de manga corta o sin mangas muy ajustadas al cuerpo, vestidos escotados, cabello abultado o pompadour en las mujeres, o lleno de gel en los hombres.
Y en la vestimenta: Abercrombie & Fitch. Las estrellas del programa tienen una gran predilección por la ropa de esta marca estadounidense. Para evitar que la marca sea realcionada con personas con mal gusto (y mal busto), la empresa ha ofrecido un «pago sustancial» a los miembros del programa para que dejen de usar sus prendas. Un vocero de A&F externó su preocupación por ser asociados con estos guidos, ya que pueden dañar la imagen de la marca.
Podríamos pensar que en estos tiempos de crisis económica all publicity is good publicity, ¿no? Pues al parecer para los señores de Abercrombie no. Si bien la moda siempre se ha vinculado con una forma de expresión que nos permite decir sin palabras lo que somos o creemos ser, lo que nos gusta, lo que nos interesa y demás, ahora parece tener censura. Puedes ser lo que quieras siempre y cuando no dañes la reputación de una marca. Así que de la moda, no siempre es lo que te acomoda.
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