El pasado 14 de agosto, la versión impresa de esta revista recibió el Premio Quórum en la categoría de diseño editorial. «¡Paren las prensas, detengan los tórculos; ganamos el Premio Quórum!», tuiteamos por ahí.
Nos emocionamos, por supuesto, pero no tanto por el premio como por el reconocimiento. Y es que esa palabra –reconocer– es una de las bellas que tiene esta lengua. Para empezar, es palíndromo, es decir, la propia palabra abre una ventana hacia adentro y se reconoce a sí misma. La palabra cobra sentido no cuando se lee de ida, sino cuando se lee de vuelta; cuando se relee. «No se trata tanto de ir como de regresar, es decir, de recordar», decimos por acá. Quizá por eso, por ahí de junio de 2010, uno de los nombres finalistas que teníamos para la revista era anilina.
Asimismo, de cierta forma, reconocer significa conocerse en el otro. El yo adquiere sentido cuando escucha que alguien le dice tú o lo señala como él; cuando alguien lo reconoce. Por eso no nos emociona tanto el premio como el reconocimiento, pues el reconocimiento significa:
Así como la luz cobra sentido cuando se refleja –una imagen que se revela–, esta revista existe en la medida que el otro la reconoce. Por eso estamos emocionados. Y agradecidos.
Y ya que estamos en esto, aprovechamos para reconocer y agradecer a nuestra diseñadora: Denisse Piña, al taller que nos hace: Sé, taller de ideas, y al otro que nos define: tú. Gracias.
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