Dentro de nuestra vasta oferta de muebles y chucherías, hay tres claras clasificaciones para los ajuares que compramos: los «de diseñador», las maravillas del low-cost y los que parecen casi artesanías (folclóricas o modernas). Unos se elevan a precios ridículos, otros se abaratan en la producción en serie. Elegir entre estos tres extremos es una decisiva construcción del espacio privado, la extensión de nuestra personalidad.
Pero la elección no es tan sencilla. Oh, no. A veces los estilos se combinan, las clasificaciones se confunden, los bocetos se piratean y acabamos con una sala que parece la residencia de un leñador minimalista o la Barbie treinteañera. También está el espacio: no es lo mismo la silla Eames en el loft de un publicista que en la sala de espera gubernamental.
Antes de la Revolución Industrial, los muebles eran hechos a mano, luego pasaron a la producción en serie y terminaron por instaurarse dentro del diseño industrial en Alemania. Desde entonces nos debatimos entre la cantidad, la calidad, el diseño y, lo más importante, la relación entre usuario y objeto.
Decimos que alguien parece un mueble cuando es callado, casi invisible e irrelevante. Todo lo contrario: la mesita de tu casa será pequeña y silenciosa, pero lo que dice es una escandalosa declaración de lo que eres. Sirva este encontronazo como una muestra de los extremos en que dividimos nuestras compras.
Origen: el plan de estudios de la Bauhaus. |
|
Origen: democracia tipo IKEA: muebles para todos. |
|
Origen: Juan, el carpintero que todo lo hace. |
Ejemplo: la silla Serie 7 del danés Arne Jacobsen, diseñada en 1955. |
|
Ejemplo: la misma silla pero en su versión patito, de venta en Zara Home. |
|
Ejemplo: vesa linda mesita que nadie sabe cómo llegó. |
Costo: arriba de 6 mil (si bien te va). |
|
Costo: menos de mil (una ganga). |
|
Costo: entre los otros dos (fiuf). |
Showroom: tienda de diseño de alto calibre. |
|
Showroom: Costco o el tercer piso de Liverpool. |
|
Showroom: en la casa de la abuela o una «concept store». |
Creador: arquitecto famoso en ventas póstumas. |
|
Creador: hacker chino pirateándose diseños. |
|
Creador: diseñador viviendo el emprendedurismo. |
Comprador: adulto en cumbre económica. |
|
Comprador: estudiante en descuido económico. |
|
Comprador: chavoruco tendencioso. |
Causa: proyecto de vida. |
|
Causa: apuro low-cost. |
|
Causa: objeto de deseo. |
Consecuencia: dolor de bolsillo. |
|
Consecuencia: dolor de espalda. |
|
Consecuencia: futura antigüedad. |
Estilo: clásico, casi atemporal. |
|
Estilo: práctico e inmediato. |
|
Estilo: bohemio y cálido. |
Promoción: se aceptan tarjetas. |
|
Promoción: 3×1 por liquidación. |
|
Promoción: piezas únicas. |
Mito: no son nada cómodos. |
|
Mito: calidad a buen precio. |
|
Mito: no combinan con otros muebles. |
Vandalismo infantil: depreciación seguida de un «¡me muero!». |
|
Vandalismo infantil: un rayón más, un rayón menos. |
|
Vandalismo infantil: llamémosle intervención. |
Versión extrema: una casa-museo sin pachangas. |
|
Versión extrema: el comedor patrocinado por Coca-Cola. |
|
Versión extrema: un sillón que rasguña con su vernaculidad. |
En una frase: ¡Finísimo! |
|
En una frase: Da el gatazo… |
|
En una frase: ¡¿Lo hiciste tú?! |