En un afán de presentarnos, en este primer número Sada y el bombón se entrevista a sí misma.
¿Sada y el bombón?
Sí.
¿Por qué Sada y el bombón?
Es un nombre que suena gracioso, que sugiere una historia y que, por ello, puede llegar a ser un poco enigmático: «¿pues quién es el bombón?»
Y bien, ¿quién es?
No lo sabemos, el enigma es también para nosotros. No tendría caso hacer una revista que ya conocemos; la hacemos para descubrirla.
¿Por qué dicen que el nombre sugiere una historia? ¿Cuál historia?
El nombre Sada y el bombón está formado por dos sustantivos, un artículo y una conjunción copulativa, lo que sugiere una revista más narrativa que informativa. Nombres como Letras Libres, por ejemplo, sugieren pluralidad, diversidad de voces, multiplicidad. Sada y el bombón es, desde el título, una revista narrativa: reseñamos eventos, damos recomendaciones, presentamos novedades, emitimos opiniones, todo de forma narrativa, es decir, como si contáramos una historia.
¿Entonces es una revista de «historias urbanas» más que una revista de «cultura urbana»?
Pues sí, quizá tengas razón, quizá para nosotros la cultura sea la suma de historias.
¿Cultura urbana en provincia? ¿De verdad?
La revista se hace en Querétaro y se distribuye en algunos lugares del Bajío. Obviamente estos lugares no tienen el estilo de vida de grandes ciudades como el DF, pero sentimos que de todos modos la cultura de las ciudades de provincia no puede ser llamada como «cultura ranchera». Seremos pequeños, pero tenemos un estilo de vida urbano; no confundamos lo grandioso con lo grandote.
¿Dónde la distribuyen, quién es el lector?
La revista se reparte bimestralmente en Santiago de Querétaro, San Miguel de Allende, Guanajuato y Celaya. Y apenas con este primer número estamos en busca del lector, de alguien que siga la conversación que proponemos.
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