SB 24
Octubre - noviembre 2014
SB 23
Agosto - septiembre 2014
SB 22
Junio - Julio 2014
SB 21
Abril - Mayo 2014
SB 20
Febrero - Marzo 2014

Enséñale lo que es una chica Almodóvar

Enséñale lo que es una chica Almodóvar. Ábrele los ojos y comienza con Laberinto de pasiones, con todas las otras chicas del montón y los ataques de nervios. Enséñale que los desbalances emocionales, el placer y las persecuciones se ven mejor si se piensan para un encuadre cinematográfico. Que poco a poco aprenda a pintarse de rojo los labios, que las lágrimas de rímel se deslicen por sus mejillas en perfectas líneas curvas.

Desde muy joven habría que enseñarle a tener el temperamento de Carmen Maura y la absurda belleza de Penélope. Darle clases de coqueteo, instruirla en el arte de sufrir y de seducir. Que cambie de barniz cada vez que compre nueva lencería de encaje y, automáticamente, asuma que para gritar, reír o llorar también hay que posar.

Poco a poco entendería que el sexo te rompe, te ata y te desbarata a su antojo. Se aprovecharía de ti con un escote de lunares rojos y pendientes dorados. Con aires de musa, se creería la feminidad andante.

«Mira, esto es una chica Almodóvar», y le sacarías las fotos de chicas con saco, maletín y medias de red. La pondrías a escuchar una y otra vez a La Lupe y a Chavela Vargas. Cada tarde amaestrarla en las funciones de cabaret y el contoneo de Sophia Loren. Así, un día, por sí sola, eligirá el vestido rojo para los días arreglados; para los domingos, coleta y nariz respingada.

Ahí estará con su lenguaje corporal cargado de teatralidad; los arranques y desesperaciones con una justificación estética. Jugueteando entre la comedia y la tragedia, con el maquillaje sobrecargado y las pelucas de Marilyn Monroe. Agarrando con una fuerza de porcelana la bolsa de Gaultier o la pistola infestada de pólvora. Verla en tu apartamento con medias y tacones, haciendo ademanes de figura religiosa, flirteando con el movimiento de sus pantorillas oscuras, moviendo los labios al compás de un bolero; fumando y dejando en tu almohada un olor a laca y desenfreno mientras te susurra que ella también quiere ser una chica Almodóvar.
 


Artículos Relacionados:

Méliès, Scorsese y Hugo Cabret: los ilusionistas

La más reciente película de Martin Scorsese, La invención de Hugo Cabret, es la justificación de por qué el cine se ha ganado el título de «fábrica de sueños», y la mejor manera que tiene Scorsese de demostrarlo es con una clase esencial sobre la historia del cine: Georges Méliès, el padre de la ficción cinematográfica y director pionero en efectos especiales. Por eso mismo –por los efectos visuales – es importante mencionar que esta es una película hecha para verse en formato 3D, así podemos sentirnos un poco como la gente de la época de Méliès, creyendo que el tren de una de las primeras películas de los Lumière saldrá de la pantalla para venir a estrellarse con nosotros. Georges Méliès era muy hábil en la construcción de artefactos para realizar trucos e ilusiones ópticas –fue mago antes que cineasta. Esto le sirvió cuando decidió abrir un estudio de filmación; en sus películas utilizó técnicas como la superposición de negativos y la colorización de éstos a mano (ya que las películas de ese entonces eran en blanco y negro); el recorte de fotogramas para crear efectos especiales provocó un incremento en la variedad de historias que mostrar. Méliès logró hacer más de 500 proyectos fílmicos. Aún si no conoces mucho acerca de la historia cinematográfica, es posible que en algún lado hayas visto la imagen de la Luna con una bala-cohete incrustada en el ojo. Esta bizarra y popularizada imagen es de El viaje a la Luna (1902), la película que, inspirada en obras de Julio Verne y H. G. Wells, mandó a Méliès a la historia del cine por ser considerada la primera película de ciencia ficción. La invención de Hugo Cabret también se basa en un libro, la novela homónima de Brian Selznick. Ambas, libro y película, narran las aventuras de un niño huérfano de 12 años que vive en la estación de trenes de París: Hugo. A través de Hugo vamos conociendo a Méliès, un anciano que comparte –o compartió– el talento de elaborar complicados esquemas para construir artefactos, hacer juguetes que se mueven solos y poder entender con facilidad el alma de una máquina. En la película seguimos a Hugo por las entrañas de los relojes de la estación de trenes, nos deleitamos con los personajes que ve todos los días trabajando ahí, sufrimos con su triste pasado y vamos siguiendo un camino de pistas que nos llevan a descubrir la magia del cine. Hugo, Méliès y Scorsese son los ilusionistas que nos hipnotizan, nos impactan y nos emocionan. Las técnicas del cine han cambiado, pero el propósito de entretener sigue vivo. Y esa característica del cine, la del entretenimiento, se la debemos a Georges Méliès. A cada generación parece tocarle una transformación en la forma de hacer películas; el sonido, el technicolor, los efectos generados en computadoras y, ahora, el 3D. Esto nos lleva a pensar: ¿qué se le podría haber ocurrido a Méliès con la tecnología que tenemos actualmente? El cohete-bala probablemente habría ido directo a incrustarse en nuestras pupilas.  ...

Leer más

Antes de Woody y después de medianoche

Me gustaría «salir» (así, entrecomillado) con alguien que no sepa absolutamente nada de Woody Allen. Que no haya visto ninguna de sus películas. Que diga que le...

Leer más

El cine girasol

Al querer comprar tu boleto para ver El árbol de la vida, la chica de la taquilla te previene: «Permítame advertirle que esta película no es común, es un tanto lenta, a m...

Leer más

Carnage o la civilidad ante todo

La última película de Roman Polanski, Carnage –Un Dios salvaje en español–, muestra cómo el ejercicio de resolver un conflicto se puede complicar por más pacien...

Leer más

Publicidad