Vivir entre tanta noticia importantísima es como intentar surfear en un tsunami interminable. Ernesto Sábato sugería publicar un periódico cada siglo son las cosas verdaderamente importantes: «El señor Cristóbal Colón acaba de descubrir América». Titular a ocho columnas. Es una exageración, por supuesto, pero hay ahí algo de razón: urge moderar los estímulos mediáticos que recibimos.
Por la mañana abrimos el mail personal –nuestra red social favorita– y nos encontramos, por lo menos, con un par de mails de amigos recomendándonos un «artículo imperdible». Antes de leerlos, abrimos el mail del trabajo y nos encontramos con una página que será una «referencia vital» para el proyecto en el que estamos trabajando. Antes de ver si sí es cierto, abrimos el Twitter y ahí es donde el cáncer de las recomendaciones web estalla: noticias, artículos, videos, podcasts, dibujos, fotos, canciones, revistas, libros… links a sitios web con cientos de links a sitios web…
Y eso sólo considerando la web, pues también recibimos información, historias, recomendaciones en el radio, la tele, los cientos de revistas que recibimos y disque leemos, en los conciertos y exposiciones a los que vamos, las conversaciones con los compañeros con los que trabajamos, las pláticas con los amigos que frecuentamos, etc. Como diría Hamlet: «medios, medios, medios».
Compartimos aquí nuestro propósito de Año Nuevo: nueve formas de editar el cataclismo mediático en el que nos encontramos.
Henry Kissinger insistía en cómo te construye o te destruye la información a la que tienes acceso. Entendía que cada quien construye su propia percepción a partir de los medios que consume. Tomamos decisiones de qué ver, leer, oír, y esas decisiones le dan tono a la información y a las historias que recibimos y que muy lentamente forman nuestras ideas del mundo –y, plop, también, de nosotros mismos.
¿Será que consumimos tantos medios pequeños –porque es tan fácil– que dejamos poco espacio para los medios que nos podrían satisfacer a más largo plazo? ¿Será el sereno? Por lo pronto, nuestro propósito de año nuevo es reducir nuestros medios.
Idealmente, nos quedaremos con cinco tuiteros: @chevew, @loulourevisited, @ds_paris, @gmosheridan y @tumeromole; cuatro escritores: J.M. Coetzee, Charles Simic, Yuri Herrera y Jorge Ibargüengoitia; tres músicos: DJ Moskar, Tom Waits y Alfred Brendel; dos series: The Wire y Mad Men, y un solo deporte: el béisbol.
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