First things first, wiggle your big toe: ¿quién es ese Ulises Carrión? Rápidamente, fue un «artista prolífico y revolucionario» que no aparece en Wikipedia, es decir, un raro. Un anómalo. Un extravagante. Nació en Veracruz en 1941, estudió filosofía y letras en la UNAM, publicó dos libros «normalitos» (La muerte de Miss O y De Alemania) y, tras ser nombrado «joven promesa de la literatura mexicana», abandonó el país y abandonó también la literatura. A principios de los 70s se estableció en Amsterdam y desde ahí comenzó a desarrollar una literatura imposible: hecha sin palabras (o a pesar de las palabras). Publicó libros que se negaban a sí mismos; vaciaderos visuales de palabras sonoras; sound and fury signifying nothing.
Or maybe something.
Desde Amsterdam, específicamente desde su galería y estudio Other Books and So, trabajó creando instalaciones, arte efímero, arte postal, películas, videos, performances, audiocosas y otros experimentos visuales y sonoros. Influenciado por el Dadá, el Fluxus y el arte conceptual, Ulises Carrión creó algo más que libros de artista: objetos (contextos) llamados bookworks, algo así como –según entiendo– libros performances.
Digamos que, entre tanta cosa extraña (y extranjera), Ulises Carrión era un artista marginal y vanguardista. Heriberto Yépez lo llama el «más innovador escritor literario (y post-literario) y teórico del arte nacido en México». Elogios rimbombantes aparte, la obra de Ulises Carrión parece ser, de menos, interesante. Aunque murió en 1989, sus teorías y su expresión artística continúa siendo a todas luces relevante. El primer volumen del Archivo Carrión, publicado por Tumbona Ediciones, lo comprueba.
El libro publicado por Tumbona es más un libro sobre que de Ulises Carrión; es un libro que muestra y divulga la obra de Carrión y no un espacio (o un contexto) que la desdibuja. Este primer volumen del Archivo Carrión («la edición más completa en cualquier idioma», presume la editorial) recoge ensayos, artículos, conferencias y una entrevista. Le debemos, pues, a Tumbona la circulación de ideas como estas:
Un libro puede ser el recipiente accidental de un texto cuya estructura es diferente del libro: son los libros de las librerías y las bibliotecas.
Un libro puede existir también como una forma autónoma y suficiente en sí misma, incluyendo acaso un texto que acentúa, que se integra, a esa forma: aquí empieza el arte nuevo de hacer libros.
En el arte viejo el escritor se cree inocente del libro real. Él escribe el texto. El resto lo hacen los lacayos, los artesanos, los obreros, los otros.
En el arte nuevo la escritura del texto es sólo el primer eslabón de la cadena que va del escritor al lector. En el arte nuevo el escritor asume la responsabilidad del proceso entero.
En el arte viejo el escritor escribe textos.
En el arte nuevo el escritor hace libros.
Estas reflexiones provienen del ensayo que le da título al libro. Además de éste, Tumbona incluye los artículos o conferencias Autonomía crítica del artista, Obras-libro revisitadas, ¡Hemos ganado! ¿No es así?, Acerca de la crítica, Otros libros y Libros comunes, obras-libro y libros de artista: semejanzas y diferencias. El arte nuevo de hacer libros resulta fundamental no sólo para comprender los alcances del libro (análogo y digital), sino para valorar las implicaciones y las posibilidades de cualquier edición artística.
A veces damos por hecho que el lenguaje impreso es espacio. Olvidamos que el libro (tradicional) es sólo una forma –entre muchas, infinitas– de estructurar y delimitar ese espacio. Con la aparición de nuevos soportes de lectura, nos dimos cuenta, por ejemplo, que Blanco de Octavio Paz se lee mejor en iPad y que La broma infinita de David Foster Wallace se lee mejor en ebook. El soporte que contiene el lenguaje es tan significativo como el lenguaje mismo, pues el soporte genera una condición específica de lectura. «El libro es una forma y una obra autónoma», dice Ulises Carrión. El ritmo de la lectura proviene del diálogo entre el lenguaje (tiempo) y su soporte (espacio). Ignorar el soporte es ignorar la lectura. Lo mejor de El arte nuevo de hacer libros es que nos enseña, nuevamente, a leer. Y eso es fascinante.
A finales del año pasado, la Galería Libertad expuso la obra de Alejandro Uribe, un artista que hace, digamos, other books and so: anti libros, pseudo libros, cuasi libros, libros conceptuales, libros estructurales y otras ediciones artísticas. También, en la misma galería, se han presentado varios proyectos de Mamá Dolores Cartonera, una editorial artesanal que ha publicado ya tres libros y una revista.
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