¿Hipster o conservador? ¿Barroco o minimalista? ¿Boda o supermercado? ¿La cena familiar o el desquicie de fin de semana? He ahí la eterna incógnita de abrir el clóset y abrumarse con un «¡Qué me pongo!»; la idea agobiante de vestirse antes de salir a la jungla urbana. Aunque decir «lo que importa es lo de adentro» se ha tratado de colar en el status quo de la sociedad, es innegable afirmar que la apariencia importa, y mucho.
El estilo es la piedra angular de cualquier guardarropa, el estilo es la marca personal. Lamentablemente, el estilo no se vende, sino que se nace con él, viene incluido con la persona. Basta con voltearse a ver al espejo para darse cuenta si se es más bohemio que mirrey, más deportista que raver o más nerd que galán. Nuestra fisonomía y gustos, de entrada, delimitan nuestro estilo.
Acá unas reglas básicas y sencillas para pulir el propio estilo:
Si los excesos en la vida no son buenos, ¿por qué salir de casa con collar, sombrero, corbata y miles de pulseras? Menos es más cuando hablamos de moda urbana y, especialmente, si nos enfocamos en los accesorios. No tiene nada de malo traer camisa, chaleco, saco y abrigo cuando el frío lo amerita, pero con los accesorios es otra cuento totalmente distinto. La clave está en escoger uno que valga la pena resaltar y mantener «callados» a los otros para que ése haga una declaración clara y firme de lo que eres.
Está regla debería ser fundamental, especialmente si se vive en esta economía. Sinceramente, hay mejores maneras de invertir el dinero considerando que no se sabe con seguridad si lo que hoy es un must mañana será de mal gusto. La moda es efímera y muchas veces acaba teniendo como iconos a personas non gratas. Por ejemplo, la Fey de los noventas o Abercrombie y Jersey Shore.
Una blusa blanca con un corte favorecedor puede permanecer temporada tras temporada en el armario. Lo mismo pasa con un buen saco en colores neutros que sirve tanto para ocasiones especiales como para la rutina diaria. Hay piezas que no pasan de moda y que siempre se adaptarán a distintos eventos sociales.
Este es el consejo más difícil de seguir, sobretodo en época de rebajas. No obstante, también las marcas poco accesibles tienen descuentos especiales y promociones. ¿Por qué no invertir en unos zapatos de lujo que durarán más que los de tu centro comercial más cercano? Busca calidad. El punto es invertir en abrigos, sacos, pantalones y zapatos de cortes clásicos y neutros que durarán bastantes años y que sacarán provecho a cualquier atuendo.
En definitiva, siempre hay que recordar que cada individuo ya tiene un estilo personal y hay que serle fiel sin importar qué. Hasta el estilo más churrigueresco puede bajarse de tono hasta pulirse y sacarle el mejor provecho. La inspiración no puede faltar, la web es una gran herramienta para tratar de adaptar atuendos con piezas que ya están en el clóset. ¿Alguna vez te haz preguntado por qué hay gente que pueda ponerse lo que quieran y verse espectaculares? El secreto radica en que se sienten bien consigo mismos y seguros con lo que llevan puesto. La inseguridad es la peor delatora y enemiga.
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