Jalisco es el cliché de México. Más de la mitad del contenido de la imagen del país está entre Puerto Vallarta y Guadalajara. Los mariachis, el tequila, Pedro Páramo, algunas de nuestras garnachas preferidas, varios festivales, las Chivas, los Fernández, los González, Luis Barragán, José Clemente Orozco… la lista que conforma este gran cliché es interminable.
Al bombón le han dicho que tiene ojos tapatíos. A Sada le solían decir «el aventurero» (agusadas, mamacitas), ahora el bombón se burla y le dice que parece jarrito de Tlaquepaque.
Jalisco es el principal representante de la iconografía nacional, ahí están muchas de nuestras tradiciones, pero también ahí se encuentra mucho de nuestro futuro. Guadalajara (y Zapopan) es una de las ciudades más dinámicas, modernas y estimulantes del país. Guadalajara es un digno contrincante del DF: el mismo auge cultural, los mismos conciertos, el mismo pensamiento urbano de cómo debe de ser un bar y un restaurante. En Guadalajara encuentras casi lo mismo que en el DF, pero sin el gentío.
Acá te tenemos, pues, recomendaciones de bares, restaurantes, tiendas y museos para que organices un viaje por Guadalajara: la Perla Tapatía, la Ciudad de las Rosas.
Ir a Guadalajara es ir a comer y beber. Basta con pedir un taxi a la colonia Americana, la colonia Vallarta o a la calle Chapultepec para comenzar a caminar y ver un montón de restaurantes. Nosotros (y más de la mitad de los tapatíos) recomendamos el Anita Li y La i Latina, dos restaurantes de comida fusión hermandados por un anagrama en Vallarta Poniente: el primero para comer y el segundo para cenar (Inglaterra 3100 y 3128).
Si quieres algo marinero, te recomendamos el Boca de Lima (Amado Nervo 45) y, por supuesto, los Mariscos El Negro (Ignacio Ramírez y Francisco Zarco, en Santa Tere). Si buscas algo, digamos, americano, el Gaspar de Chapultepec (Lerdo de Tejada 2162): grandes hamburguesas y enormes malteadas. Si quieres probar comida típica, ve a La Morenita (junto al templo del Santuario). ¿Eres, ay, sofisticado? Ve al gastrobar Vincent, está dentro de la plaza Andares.
Por la noche, recomendamos los afamados y míticos Tacos Lob (Av. Chapultepec, por la Glorieta de los Niños Héroes). Son conocidos también como los tacos Mexicaltzingo.
Y para la cruda, por supuesto, unas tortas ahogadas. Las Toño son referencia (Av. Patria 2546). O las Colomos (José María Vigil 1874-B, casi esquina con Av. de las Américas).
Tan solo con tener el Festival Internacional de Cine de Guadalajara en primavera y la Feria del Libro en otoño, la ciudad desborda cultura por doquier.
Si no te toca algún magno evento, visita el Hospicio Cabañas, que ya de entrada es Patrimonio Mundial, o el Museo de Arte de Zapopan, un museo con excelentes exposiciones contemporáneas, o el Museo Regional, un archivo histórico andante con un patio envidiable.
Jalisco está lleno de pueblitos. Si no tienes tanto tiempo, visita, de menos, Tlaquepaque y Tonalá. Son famosos por sus talleres artesanales y, recientemente, por sus agradables restaurantes. Si tienes todo un día, ve a Tequila o, mejor, a Tapalpa, un pintoresco pueblo montañosos con envidiables paisajes. Si tienes más de un día, vete –por qué no– a Puerto Vallarta.
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