Este artículo iba a tratar sobre los restaurantes carreteros: la idea de comer en la ruta, fuera de la ciudad, en un lugar tranquilo a la orilla de la carretera; recomendaciones de lugares para desayunar, almorzar o comer en el camino; lugares rumbo al DF, a Querétaro, a San Miguel.
Este artículo iba a describir varios de estos restaurantes. Lugares como el Lindavista, el restaurante que está pasando la caseta de San Juan del Río, en el km 138 de la autopista Querétaro-México. Íbamos incluso a recomendar algunos platillos que bien valen el viaje entero. Encontrar un pretexto para ir al DF sólo para comer unas sincronizadas de cecina, un burrito bañado en salsa, un plato de lentejas. Nos íbamos a atrever a decir que el mejor restaurante de Querétaro ni siquiera está en Querétaro, sino en Polotitlán.
Teníamos planeado incluir no sólo restaurantes, sino también changarros. Por ejemplo, las gorditas de maíz quebrado que están rumbo a Huimilpan, casi enfrente de la entrada al Parque Nacional Cimatario. O los elotes asados que están rumbo a Bernal, o las gorditas de Vizarrón de Montes.
Por supuesto, sobra decirlo, íbamos a incluir las carnitas El Güero, esas que están pasando Santa Rosa Jáuregui, en la carretera Querétaro-San Luis Potosí km 22.5.
Íbamos a decir que los restaurantes de la ciudad ya cansaron un poco, ya aburrieron, ya se sobrevaluaron. Se ponen dignos, exigen reservación, te atienden como si el concepto de propina se hubiese extinguido y al final se equivocan en la cuenta. Si así están la mayoría de los restaurantes citadinos, pues mejor subirse al auto, fingir un viaje, retirarse unos 20 o 30 kilómetros de la ciudad y llegar a un lugar donde todavía conocen la palabra servicio.
Íbamos a recomendar el Tecalli Molli, la casa del mole que está en el km 26.5 de la carretera San Luis Potosí-Querétaro. En una de esas, el mejor mole del Bajío.
Teníamos muchos planes para este artículo, pero en la investigación nos detuvimos a comer en la Trattoría del Lago y ya no podemos recomendar otro restaurante sino éste. La fresca ensalada de trucha, las pastas con trufa negra, la lasagna, el arrosto de cerdo, ¡los gnocchi! De postre, el panna cotta; de digestivo, el limoncello. Así, con esos platillos, con la música italiana que ponen y con la presa de Santa Rosa al fondo, uno no puede sino pensar que Nápoles está entre San Miguel de Allende y Querétaro, en el km 25 de la carretera San Luis Potosí-Querétaro.
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