El título del libro engaña. Retrato de mi cuerpo es el nombre de uno de los 13 ensayos que forman este libro, y definitivamente no es el más representativo. Incluso me parece incorrecto. Retrato de mí sería un mejor título, pero ridículo –aunque funcionaría muy bien en inglés.
Cada quien encontrará un eje distinto en el libro; para mí, el tema central es la dialéctica éxito-fracaso de Phillip Lopate: a nivel pensamiento, humano, personal, amoroso, casero, social, académico, literario. El diálogo superioridad-inferioridad. La relación trascendencia-intrascendencia. En una palabra: duda. (Retrato de mis dudas.)
En diversos momentos, desconectados entre sí a lo largo de las 410 páginas, llegué varias veces a la sensación de que estaba leyendo una novela de su vida, una novela autobiográfica, en donde Lopate, evidentemente, es el personaje principal (pero también el narrador, y también el que agrega las notas al pie de página). Leer así el libro, en desorden –no cronológicamente, no temáticamente, sólo en desorden–, me cayó bien: lo hace ligero y lo desprovee de pretensiones. Naturalmente anticlimático.
Lopate descaradamente habla sobre sí mismo porque es el tema que cree conocer mejor, cerrando de inmediato toda posibilidad de ser visto a través de alguien o desde un punto de vista en donde él no está. Leerá después él mismo este libro para tener una lectura suya, una explicación propia, un entendimiento de sus obsesiones a través de un desmenuzamiento de sus circunstancias, sobre todo aquellas de hijo, de pareja y de escritor. Hay apartados completos con formulaciones de lo que piensa y cómo lo piensa, obsesionándose a veces con el por qué. Retrato de mi cuerpo es el expediente de la conciencia de Lopate, en forma literaria, hecho público.
Judaísmo, fin de la juventud, fin de la inocencia, inicio de la vida adulta, comprobación de nociones, destrucción de mitos, el padre, la mujer, la pareja, el backstage de la producción literaria, del mundo literario, de la vida de escritor, el barrio, el cuerpo, la amistad, la familia, las novias, él como sistema, él como el todo, sus dudas, sus miedos, sus cavilaciones, la forma cómo se hilan y construyen y modifican las ideas, la búsqueda de algo, el deseo, el proceso de conseguir lo que se desea, el resultado de este deseo. Vamos en zigzag, de lo más divertido a lo más aburrido pasando por lo más cotidiano; travesías de confesiones de dudas y miedos. Creo que Phillip Lopate podría escribir de cualquier cosa. Juzgar esa condición –errónea, tal vez– es doblemente subjetivo: yo la asocio con la levedad, así que esta lectura –rodeado de arena, luz, océano– encajó muy bien conmigo.
Lo que más disfruté de esta lectura es concluir que observar y detallar todo sobre uno mismo parece una forma de aceptación de vejez, madurez y cambios indeseados. Notarlo genera ya un impacto (negativo y positivo): mientras que no pensar en ello es ignorarlo deliberadamente, reflexionar o escribir sobre ello es aceptarlo, aceptar el yo diferente, y tal vez aprender algo de esa reflexión, llegar a un sitio, modificar la ¿estrategia…?
Durante la lectura me preguntaba constantemente por qué Lopate cuenta todo esto. Todo esto que normalmente iría en un diario privado, en un confesionario, en una terapia o en una charla improvisada y apasionada con un extraño. Estas cosas que normalmente no le contarías a tu mejor amigo, pues pertenecen a lo íntimo. Más que como un escritor, se presenta como una persona común, como si tomaras al primer peatón aleatorio y le pudieras otorgar la virtud de escribir sobre lo que está pensando en ese momento en un pequeño ensayo.
Inesperadamente, me quedé con ganas de más. Unos días después leí su breve ensayo Contra la alegría de vivir, también publicado por Tumbona Ediciones –el cual sería una gran lectura en voz alta mientras todos están sentados a la mesa en la cena de Navidad. Ahora leo Writing New York, una voluminosa antología literaria que él edita. Viene en camino otro que agrupa ensayos sobre la soltería. Can’t wait.
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