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Imagen © The Social Network

The Social Network o la humildad de Fincher

«I’m a creep, I’m a weirdo…». Con esta canción de Radiohead se presenta el trailer de The Social Network. La canción sirve como antesala para el desarrollo de una historia que trata no tanto sobre el nacimiento de Facebook como de la complejidad de las interacciones sociales.

Al comparar la película con los perfiles y las historias verdaderas de los hermanos Winklevoss y los artículos de la revista Time que colocan al creador de Facebook como la persona del año 2010, inevitablemente uno tiene que preguntarse quién es Zuckerberg: ¿un inadaptado social que crea Facebook a partir de un despecho amoroso y una envidia fraternal?, ¿un genio visionario que logró hacer realidad una idea que alguna noche en los dormitorios de Harvard vino a su mente?, ¿un hábil programador que se volvió millonario a partir de un robo intelectual?

Más allá de lo que uno decida, y no importando mucho lo que en realidad pasó, la historia funciona: The Social Network es, sin duda, la mejor película que tenemos ahora en cartelera.

En ella la dirección brilla por su humildad. David Fincher, el director de películas como Se7en y El club de la pelea, se rinde ante el magnífico guión de Aaron Sorkin y esconde todas sus faramallas visuales para filmar escenas cargadas de filosos diálogos. El acierto de Fincher consiste en filmar a varias personas discutiendo sin ningún tipo adornos visuales. El protagonista no es él, sino Sorkin. Fincher sabe que The Social Network vale por su guión.

Los diálogos inteligentes, los monólogos pasivos y directos de un Zuckerberg idealista, la fluidez de los cambios entre los sucesos y las demandas de los Winklevoss y de Saverin, el matiz juvenil de los personajes y el sutil desarrollo de la filosofía que Facebook siempre ha querido transmitir hacen que The Social Network sea un relato que va más allá de contar la historia del creador y su creación.

Sorkin navega más allá de los conflictos realistas de las demandas millonarias y los genios de las computadoras. Su guión hace de la psicología de los personajes y sus relaciones entre sí, que se van deteriorando en el transcurso de la trama, la médula de la película. El retrato de Zuckerberg, hasta cierto punto exagerado y alejado de la realidad, muestra los ideales de un chico introvertido que quiere darle poder al mundo entero con la posibilidad de conectar y compartir sus vidas.

Eso es lo que David Fincher y Aaron Sorkin plasmaron en The Social Network, una historia donde se encuentra presente lo que Mark Zuckerberg siempre pensó y es Facebook en la actualidad: la metáfora contemporánea de la interacción social.
 


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