En esta época de paz, alegría, aguinaldos y sentimientos positivos, es muy fácil caer redondito: supongamos que te habla tu mamá cualquier 15 de diciembre, te dice algo como «mijito, por fin los convencí; sí, ¡logré que todos vinieran a la casa!». Ese «todos» está muy bien dicho, pues significa literalmente todos: el hermano mayor, la cuñada, los niños, los tíos, los abuelos, los agregados políticos, los amigos, la tía Nena (toda familia tiene una tía Nena), la prima, ¡la prima!: «Ah… Regina, precisamente hoy me estaba acordando de mi prima…¿Y viene sola?», «no mijito, esa es la buena noticia, ¡vienen todos!».
En fin, toda la familia llega el 23 y, por supuesto, organizan una de esas comidas grandotas: mucho pavo, no menos bacalao, camarones, papas, arroz, ensalada, chocolates, dulces de nuez, turrones, pasteles, vinos, cervezas, refrescos… Todo delicioso, todo muy ameno, a no ser de que lo mismo que comiste ese 23 de diciembre con toda la familia es lo que vas a seguir comiendo hasta el 7 de enero. Y están bien los excesos, ¡pero no el mismo durante 16 días!; el empacho sólo es tolerable cuando es repentino.
Por eso, porque Sada y el bombón conoce de atasques navideños, desproporciones familiares y tías insufribles, te presentamos cinco sencillas sugerencias para que esta época siga siendo de paz, alegría y aguinaldos bien gastados. Cinco sencillos consejos para no verte envuelto en fastidios y poder tener una Navidad sensata.
Manda un mail masivo a todos tus amigos, familiares y compañeros de trabajo, diles que estas épocas son maravillosas, que deben vivirse con intensidad, que los quieres a todos cerca; diles que quieres pasar una Navidad inolvidable, que ya tienes todo el plan organizado: el vuelo, el hotel en, digamos, Portugal, el itinerario de viaje, las comidas, que todo está listo, y que deben confirmarte a más tardar mañana. Todos quedarán pasmados. El 21 de diciembre mandas otro mail donde dices que, a pesar de su negativa, tú seguirás con tu plan inolvidable. Y te desapareces a una cabaña remota (da clic aquí y ve nuestras sugerencias).
Aplícala en absolutamente todas las invitaciones que te hagan:
—¿Tu tía Luisa nos invita a su posada?
—Preferiría no hacerlo—y cuelgas.
—Sí mijito, hoy es el recalentado.
—Preferiría no hacerlo.
—Todos preguntan por ti, sobre todo tu prima Regis.
—Ah… Regis…—dudas un poco, pero te mantienes firme y respondes casi por costumbre:—No, preferiría no hacerlo.
O comes pavo o comes pescado, pasta o arroz, chocolates o turrones, vino o licores; no mezcles el desayuno con la comida, no te comas el postre como aperitivo, no invites al amigo a la cena familiar, ni al tío a la fiesta tardía.
La fiesta de fin de año: el 18 de diciembre; la comida con los amigos: el 18; la cena familiar: el 18; el convivio con los clientes: el 18. Será un día terrible, pero pasando el mentado 18 serás libre.
Si en el intercambio recibes unos calcetines, encuéntralo chistoso; si la abuela te regala un fruitcake, utilízalo para la composta o como detenepuertas; si alguien entra gritando «¡feliz Navidad!», dale la bienvenida gritando aun más duro; si te sientan con el tío, ofrécele unos vodkas; si tienes que hacer compras de pánico, da clic aquí.
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