¿Cómo medir la calidad de vida de una ciudad? Cualquier medida exige, además de una cifra simbólica y no del todo certera, una graduación: ¿cómo, entonces, colocar una ciudad por encima de otra?
¿A qué datos referirse, a qué estadísticas recurrir? Para medir la calidad de vida hay que considerar todo tipo de factores: densidad de población, tráfico aéreo, cantidad de crímenes, servicios de emergencia, número de hospitales, clínicas, escuelas, universidades, cantidad de librerías, calidad de bibliotecas. Incluso habría que considerar cuestiones geográficas, como temperatura, cantidad de lluvia y horas de sol. Y también, por supuesto, cuestiones sociales, políticas y culturales: nivel de tolerancia, vida nocturna, alternancia política, tipo de comercios (cantidad de Starbucks vs. número de cafés locales), transporte público, medios de comunicación –revistas como Sada y el bombón–, museos, cines, propuestas arquitectónicas, número de parques, acceso a la naturaleza, facilidad para abrir un negocio. Medir qué tan vivible es una ciudad exige también considerar el patrimonio cultural y las proyecciones futuras de la ciudad.
Y luego tenemos el problema de definir qué variable vale más. Por muchos esfuerzos objetivos que se realicen, la calidad de vida responde a meros juicios de valor. Y esos juicios incluyen cosas como el patriotismo: «Jalostotitlán: ¡la capital del mundo, la sucursal del cielo!». Si al final uno es la medida de todas las cosas y una ciudad es un magma de subjetividades, ¿cómo medir la calidad de vida de una región? ¿Cómo decir que esta parte del Bajío es uno de los mejores lugares para vivir?
Sabiendo que Guanajuato, San Miguel de Allende y Querétaro no son ciudades como Múnich, Copenhague, Viena o Montreal, comparándonos mejor con ciudades como Mérida, Montevideo, Sucre, Melbourne o Bristol, entrevistamos a algunos extranjeros: miradas casi objetivas que, viviendo aquí, nos respondieron una cáustica duda: ¿por qué aquí y no allá?
Disfruto de largas comidas con pláticas interesantes entre amigos y festejos. Esta ciudad me permite desplazarme con comodidad y cumplir sin estrés toda mi agenda. Ésta es una región preciosa, súper bien comunicada, con miles de lugares qué visitar, una región muy segura y tranquila. Vivo sin miedos, disfruto de la cercanía de las cosas y también me siento como en casa, ya que el círculo social es chiquito y eso se agradece, aún más cuando uno está tan lejos de su hogar materno
~Jonathan Mas, catalán
Aquí puedo encontrar eventos públicos simplemente por caminar unas cuadras. En Houston no se puede caminar, tienes que usar carro. Aquí todo está céntrico. Además me puedo enterar de películas, festivales, eventos y promociones a través de amigos y muchos flyers. Allá en Houston es raro que la gente sepa de cosas de la cultura urbana. Me gusta esta región porque es mucho más segura que otras en Estados Unidos, además de más limpia y barata para vivir. Tiene comida exquisita, siempre hay cosas qué hacer y es barato y fácil viajar.
~Durham Kyle, texana
Vengo del sur de Italia, y los hábitos y costumbres de mi tierra no son muy diferentes de los que reconozco aquí en México. Lo único diferente que noté, y que de inmediato salta a la mente, es que aquí parece que si en un domicilio privado se decide hacer una fiesta o ruido de cualquier tipo, no importa mucho la reacción de los vecinos. […] Disfruto la ciudad saliendo a leer en un parque o una placita, y a veces voy al teatro o al cine. También me gusta parar en una cafetería del centro, donde disfruto de la tranquilidad de un patio arbolado. […] Disfruto de la alegría de la gente de aquí.
~Rossana Bonasia, italiana
Lo que más aprecio de una ciudad es que puedas decidir entre quedarte en casa o salir, y que si decides salir estés a gusto. Aquí está todo cerca, todo limpio, la gente es más cercana: sí se puede ‹platicar›. Aquí también camino mucho, y eso no lo podría hacer si regresara al DF, al menos no entre semana.
~Mauricio Togawa, chilango nacido en Japón
Esta es una muy linda ciudad, con buena actividad universitaria e industrial. También, por supuesto, segura. Sólo agregaría más áreas verdes, como parques, por ejemplo, e incitaría más el intercambio artístico en todos los sentidos. Algo que empieza a ser crítico son las estaciones de radio: no son para nada interesantes.
~Hillman Colmenares, venezolano
El dinamismo controlado de Querétaro, el sosiego de San Miguel y, a fe nuestra, las seductoras colegialas de Guanajuato hacen de esta región algo excepcional.
~Sada, rumano:
Lee aquí la entrevista que le hicimos a la francesa Laurence Galli a propósito de la calidad de vida en el centro de México.
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