Recomendaciones para no llegar a una fiesta casera con las manos vacías o con la misma botana de siempre
Entre los 18 y los 23 años, más o menos, la mayoría de las fiestas son en bares o antros. A esas fiestas sólo es necesario llevar lo que se lleva a la vida misma: dinero y actitud. Después de los 23, o cuando se tiene ya un trabajo profesional y una casa propia (aunque sea rentada), las fiestas se tornan más hogareñas. A estas fiestas –ya no pubertas, sino joviales– sí es necesario llevar algo más que dinero y actitud. O quizá el mismo dinero y la misma actitud, pero en formatos, digamos, más complejos y ocurrentes.
Llegar a la casa del amigo con una botella de antro, con un predecible six de cervezas o con unos chetos es tan soso como poco gracioso. El objetivo principal de cualquier regalo fiestero es contribuir a la fiesta misma. Las bebidas, las viandas y los objetos que llevas a una fiesta casera deben convertirse en una de las causas de la fiesta. Si llevas una botella de vino, que sea para que se tome ahí mismo; si le regalas un vestido a tu amiga, que sea para que se lo ponga en su fiesta. En este sentido, los happy brownies son el epítome del regalo perfecto.
Pero pasemos a recomendaciones concretas. En lugar de la clásica cerveza, recomendamos la no tan clásica cerveza (ajajá). Compra cualquiera de las que recomendamos en este reportaje cervecero. Si prefieres algo más alcohólico o eufórico, cambia la tradicional botella de tequila por una de mezcal. O experimenta con los vodkas. El Žubrówka es muy bueno, lo consigues fácilmente y es relativamente barato.
Llevar alguna botana es también muy atinado. Ni siquiera tienes que cocinar algo muy elaborado; puedes comprar un pan artesanal y un queso de la región (ver este otro reportaje y estas recomendaciones). O podrías incluso llevar una fruta. A las frutas casi nunca las invitan a las fiestas, y eso suele ser una grave omisión. Un melón, unas uvas, unos higos, unos litchis, sobre todo si son de temporada, son siempre muy bien recibidos.
Las flores son también garantía. Siempre. Incluso si el anfitrión es extremadamente viril (?). Si ya has llevado muchas veces flores, da un pasito más y lleva un florero. Los floreros son independientes al estilo de la casa, así que no importa qué florero compres, siempre va a quedar bien en cualquier casa. Y si no sabes qué flores comprar, aquí una recomendación: compra dos o tres varitas de gladiolas blancas y muchos nardos. Los nardos huelen a gloria, es decir, ayudarán a que el olor de la casa no sea tan terrible y asqueroso durante la mañana siguiente.
Por último, si el anfitrión es por demás aburrido, regálale un dominó (el juego de la recreación dipsómana); puedes cambiar la situación de la fiesta y hacerle al anfitrión un favor a largo plazo.
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