Sada y el bombón empezó un año antes de publicar el primer número. Y si a esas nos vamos, la revista comenzó muchos años antes en los viajes que hizo cada quién, las fotografías que tomaron nuestros colaboradores y los libros que leímos por separado.
No somos muy dados a la cronología y el recuento, pero lo que sí apreciamos (y mucho) es el cierre de círculos. Esto, amigos lectores, no es más que completar circunferencias. A continuación un recuento de lo que hicimos: voces, cifras, diseños y palabras que contaron la historia de nuestra cultura urbana en el centro de México.
En la primera edición, Sada y el bombón se autoentrevistó. Además del enigma alrededor del nombre —¿quién es Sada?, ¿quién es el bombón?—, el monólogo partía de una certeza: «No tendría caso hacer una revista que ya conocemos; la hacemos para descubrirla». Y así pasaron las páginas y los artículos: cada edición era un proyecto en blanco que se rellenaba, primero con palabras y luego con diseño.
Cuando empezamos esta revista no sabíamos muy bien de qué iba. ¿Qué diantres es la cultura urbana en el centro de México? En ese entonces, Querétaro no tenía un solo espacio dedicado al diseño, los mercados itinerantes parecían algo del futuro y el gobierno seguía en su cruzada contra el graffiti pandillero. Lo mismo pasaba en el resto del Bajío. Hace no mucho, hablar de lo urbano en provincia era una proeza destinada al fracaso, como un grito afónico. «Oye, aquí estamos».
Lo que pasó los siguientes meses y ediciones fue, claramente, una sorpresota: encontramos lectores como nosotros —porque la revista, ante todo, la hicimos pensándonos como su primer lector. Es más, hasta nos escribían para hablar de sus proyectos (así dimos con restaurantes, tiendas de diseño y hasta una ecocasa con todo y sistema de trueque). Sumamos voces y la revista, por así decirlo, echó raíces.
Muchas veces nos preguntaron dónde sacábamos tanto contenido, cómo construíamos el índice. Pues así, platicando, compartiendo experiencias, caminando, leyendo. La revista como un registro impreso (y digital) que documenta a la ciudad: personajes y escenarios. En la misma autoentrevista del 2010, visualizamos a Sada y el bombón como una revista narrativa. Cuatro años después, aquí estamos, con una colección de historias sobre la ciudad y su urbanidad, con un montón de lecturas cruzadas.
En cuatro años escribimos más de 3,000 páginas de contenidos acerca de la cultura urbana en la región. Temas tan variados como los tuiteros que más leemos, el horror del siglo XXI: los niños diabólicos con cumpleaños tipo spa, nuestra fascinación con los seres andróginos y la importancia de un estilo de vida sustentable. En resumen: somos una miscelánea de contenidos; cada párrafo y columna es un retrato escrito de lo que somos: discos que oímos, libros que leímos, vinos que tomamos, personajes que entrevistamos, viajes que hicimos (o al menos planeamos), inquietudes que externamos.
En este lapso de vivacidad y coleo, editamos suplementos especiales sobre temas como el diseño en el Bajío y las bibliotecas, hicimos un «local issue», mostramos el lado más humorístico —y surrealista— del Mundial en Brasil, desenchufamos erróneamente a Cerati en el 2011, hicimos un especial web sobre la lectura a través de nuestros colaboradores, dijimos «Todos somos Lady Gaga», escribimos incontables veces la palabra «Querétaro» y nos quedamos con las ganas de una Little Printer.
Más que ediciones bimestrales, nos gusta pensar en la revista como una enciclopedia urbana, una colección de tomos que algún curioso del año 2030 desempolvará desde su smartphone. O no. Por si las dudas, y porque siempre hemos visto con romanticismo la idea de una biblioteca o una colección, todos nuestros contenidos seguirán vivitos y coleando en sadabombon.com hasta que el futuro nos reviva. «Si no es ahora, será mañana».
En 4 años publicamos 120,000 ejemplares, fuimos leídos por más de 400,000 lectores y consumimos aproximadamente 250 litros de agua para hacer muchísimas tazas de té y café. Acá el resto de la revista cuantificable.
1. Los diez murales queretanos más representativos de la ciudad.
2. El Metro de Querétaro —el leak y los comentarios.
3. Cervezas artesanales en el Bajío.
4. Diez restaurantes para comer en el centro de Querétaro.
5. Las cantinas que sirven las mejores botanas.
6. El calzado urbano del bombón: los diez tenis que debes salir corriendo a conseguir.
7. La cultura del vino en el centro de México.
8. El pan artesanal.
9. Diez tuiteros interesantes y graciosos según el bombón y Sada.
10. Editoriales independientes en México.
Ay, la comedia involuntaria. Muchos llegaron a Sada y el bombón googleando:
- que es almodovar
- ir sola a una boda
- como ser mejor lector
- nueva urbanidad para todos
- lugares para irse de pinta
- refresco de grosella
- historias de sirvientas
- sada y el bonbon
- la web ociosa
- estatofobia
- hay metro en queretaro
- como es una chica almodovar
- tenis con alas
- halagar a alguien
- diferencia entre primavera y verano
- que es una biblioteca
- aventarse de un avion
- porque estan los burros en peligro de extincion
- como se escribe bombon chiquito en ingles
Si tuviéramos que sintetizar todo lo que fuimos —lo que somos— en una edición, así quedaría:
Portada: La número 23, agosto-septiembre 2014.
Infografía: El fantasioso Metro de Querétaro.
Eventos y festivales: La feria del pulque y la barbacoa en Boyé, Cadereyta.
Viajes y paseos: El altiplano boliviano: un recorrido por La Paz, Sucre, Potosí, Los Lípez y el Salar de Uyuni.
Panorama: Industrializados –un reportaje sobre la avasallante industrialización del Bajío.
Versus: Perreo vs. Baile de cachetito –las dos categorías fundamentales para comprender nuestra conducta urbana.
Propuestas y recomendaciones: ¿Qué hacer en caso de emergencia? –recomendaciones ante distintos percances urbanos.
Top 10: Las diez cantinas que sirven las mejores botanas.
Medios y entretenimiento: Editoriales independientes en México –un vistazo a las editoriales que producen gran parte de lo que vale la pena leer en este país.
En peligro de extinción: La poda figurativa.
Colaboración: La que debuta, de Julieta Díaz Barrón.
Entrevista: Federico Gutiérrez: ciudadanía y urbanidad.
Suplemento veraniego: Cervezas artesanales en el Bajío.
Suplemento otoñal: El caminante.
Especial web: Vamos Belice, de Daniel Saldaña París.
Especial de diseño: El diseño en el centro de México y los diseñadores más representativos del Bajío.
Cerramos reconociendo a todos esos nombres que hicieron posible esta revista. Los que la escribieron y diseñaron, los que la repartieron, los que la buscaron, los que la perdieron, los que la usaron de abanico y, sobre todo, los que la leyeron en cada una de sus 24 ediciones. Gracias totales.
Mauricio Aguilera, Jon Aguirrezabal, Carlos Arroyo Batista, Begoña Barinagarrementeria, Arturo Barradas, Luis Bernal, Francisco E. Bernal Venegas, Daniel Bravo, Cristina Bringas, Cecilia Buentello, Antônio Cabadas, Patricia Corzo, Giacomo d’Alelio, Jorge Degetau, Julieta Díaz Barrón, Diógenes el Chades, Pablo Duarte, Patti G., César García, Eduardo de la Garma de la Rosa, Federico Gutiérrez, Mario Hernández, Selva Hernández, Gabriel Hörner, Mariel Ibarra, Javier Jiménez-Belmonte, Julia Fabiola, Horacio Lozano Warpola, Paulina Macías, Sara Márquez, Samuel Martínez Andrade, Imanol Martínez, Leticia Méndez, Julián Monsalve, Kostia Montana, Moskar, Héctor Muñoz, Carolina Nieto Ruiz, Luisa Fernanda Niño, Julia Perales, Bernal Pérez, Liz Pérez, Branko Pjanic, Denisse Piña, Óscar Rieveling, Roselin Rodríguez Espinosa, Carolina Rodríguez, Ros, Andrea Saldaña, Daniel Saldaña París, María Fernanda Sánchez, Mauricio Sánchez, Joy Sleepy, Rocío Soto, Rodrigo Suárez, Antonio Tamez, Gonçalo M. Tavares, Carlos Torre, Omar Torres, Bernardo Vandervelde, María José Vázquez, María José Villanueva, Jacobo Zanella, Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, todos nuestros patrocinadores y tú, acérrimo lector.
Nací y crecí, y pocas veces he salido de Medellín, una ciudad que se armó en una grieta que algunos llaman valle, en la cordillera de los Andes. Promedia uno La Habana y ...
Tengo pocos compromisos sociales al año —aunque siempre podría tener menos. La mayoría son en bares, algunos en restaurantes o casas, y casi siem...
Después de discutir el proceso de diseño, la formación del diseñador, las opiniones de algunos usuarios y los conceptos de forma y función (aquí la pr...
Nunca callaría a la ciudad, de verdad, no acompañaría mi caminata callejera con audífonos, y menos si estos tienen reductor de ruidos (cosa que m...